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Exitoso cierre de la temporada de Educadores Ambientales en los sitios RHRAP Mataquito-Huenchullamí y Bahía de Coquimbo

Durante el verano, los sitios RHRAP fueron escenario de una nueva temporada del programa de monitores ambientales, una iniciativa cuyo objetivo es reducir malas prácticas y sensibilizar tanto a vecinos como a visitantes sobre la importancia de los ecosistemas costeros y su biodiversidad. Además, el programa brindó un valioso espacio de aprendizaje sobre el mundo de las aves.

El programa de educadores ambientales es una iniciativa impulsada por la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC) desde 2022, en colaboración con Manomet, la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP), la Municipalidad de Curepto, la Municipalidad de Licantén y la Agrupación Defensa y Conservación Maule Mataquito (ADEMA). Este año, por primera vez, se sumó la Región de Coquimbo, con el apoyo de la Junta de Vecinos Serena Golf y Redaves.

La temporada se llevó a cabo los fines de semana de enero y febrero, con monitores desplegados activamente en sitios clave de Mataquito-Huenchullamí y Bahía de Coquimbo. Su labor consistió en educar a los veraneantes sobre la importancia de playas, dunas y humedales costeros para el bienestar de las aves y de las comunidades humanas. Así como también, sensibilizar sobre los efectos negativos que el turismo provoca en estos ecosistemas, especialmente durante el verano.

En Coquimbo, 14 monitores locales fueron parte tras capacitarse y participar en metodologías como el Monitoreo de Nidos, el Censo Neotropical de Aves Acuáticas y el MSP (Migratory Shorebird Project). Además, llevaron a cabo visitas guiadas al humedal Río Elqui y la caleta San Pedro, identificaron amenazas y educaron a cerca de 200 visitantes sobre buenas prácticas para la convivencia responsable con las aves durante la temporada reproductiva. Entre sus acciones destacadas estuvo la instalación de cercos de exclusión para proteger nidos y la distribución gratuita de la “Guía de Humedales de la Bahía de Coquimbo” en la plataforma Zenodo.

En la Región del Maule, particularmente en el sitio RHRAP Mataquito-Huenchullamí, participaron 6 monitores y 10 voluntarios que se desplegaron cada fin de semana en playa Rancura (Licantén) y La Trinchera-Huenchullamí (Curepto). Su labor incluyó la instalación de un stand informativo para educar a los visitantes sobre la prohibición del ingreso de vehículos motorizados a las playas y además, realizaron observaciones de aves y monitoreos de nidos de pilpilenes, llevando seguimiento de los polluelos que lograron eclosionar y continuar su desarrollo.

Testimonios desde el territorio: la voz de los monitores

Tras dos meses de actividades, los educadores ambientales del sitio Bahía de Coquimbo compartieron sus experiencias y aprendizajes. Macarena Pozo Rodríguez, estudiante de Biología Marina y miembro de Simbiontes de Lafken Mapu y el Proyecto Adelaida, expresó “ser parte de este monitoreo significó mucho para mí, tanto en la recopilación de datos para estos sitios RHRAP como en el seguimiento de la nidificación del pilpilén común, una de las especies más emblemáticas de la zona”. 

También relevó el impacto personal de esta experiencia, “gracias a esta instancia reforcé mis habilidades de monitoreo de nidos y trabajo en equipo, y pude presenciar en primera persona la importancia de conservar estos espacios naturales en la Bahía de Coquimbo”. 

Asimismo, Catalina Baudoin, bióloga ambiental de la ONG Mamíferos de Chile, resaltó la importancia del rol de los monitores como mediadores entre comunidades y conservación. “Durante el monitoreo observé acciones que afectaban el hábitat de las especies, pero los monitores intervinieron adecuadamente, fomentando la comprensión sobre la necesidad de proteger estos lugares”, explicó. Además, agregó que este programa fue muy significativo para ella debido a que pudo participar en monitoreos y observar la realidad de las playas. Algunas que si bien no son aptas para el baño, de igual manera están gravemente contaminadas por las personas.

Pamela Soto, educadora ambiental de Mataquito-Huenchullamí y fundadora de Vox Animalis Chile, destacó la importancia del programa en la protección de la desembocadura del río Mataquito. “Este es un lugar muy importante para mí por ser privilegiado en cuanto a su biodiversidad, el cual todavía está relativamente poco intervenido, comparado a otras zonas de Chile”. 

Además, enfatizó en que la perseverancia fue clave para llevar a cabo el programa. “Mientras informas a un grupo sobre la prohibición de vehículos en la playa, pasan tres camionetas por el lado. Así que las personas se dan cuenta del problema inmediatamente,  a pesar de que esos vehículos probablemente van a atropellar nidos y polluelos ahí mismo sin que podamos hacer mucho para impedirlo. La necesidad de fiscalización se nota a simple vista, pero no siempre sucede”, afirmó.

De la misma manera, Mauricio Fuenzalida, guía de naturaleza y educador ambiental de Llongocura Unión Joven y Culturam (Mesa Cultura, Turismo y Medio Ambiente de Curepto), destacó la experiencia como un aprendizaje continuo. “Fue un proceso intenso y hermoso, con altos y bajos, pero reafirmó mi compromiso con la educación y la conservación. Es un desafío que acogimos con seriedad y cariño, destacando siempre a quienes de forma voluntaria, sin ser expertos en esto, llegan a aprender con todas las ganas y compartir con otros lo que sabemos sobre biodiversidad. Como monitores, hemos sido reconocidos en nuestras comunas como un grupo comprometido con el cuidado de estos sitios y su biodiversidad”, señaló.

Un cierre con compromiso y continuidad

Es así como el fin de las vacaciones marcó el cierre de una etapa crucial para la conservación de los humedales y aves playeras en Coquimbo y Mataquito-Huenchullamí. Donde entusiastas y amantes de la naturaleza contribuyeron enormemente a un uso más compatible entre el turismo, descanso y la reproducción de aves playeras en dos sitios de importancia regional de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras.

El éxito de esta temporada reafirma la necesidad de fortalecer iniciativas de este tipo para garantizar la protección efectiva de estos ecosistemas únicos, en el que la participación e involucramiento de comunidades locales y visitantes son esenciales para generar conciencia sobre la conservación de aves playeras.

Desde la ROC, extendemos nuestro agradecimiento a quienes participaron voluntariamente en esta cuarta temporada de educadores ambientales, siguiendo con el trabajo realizado anteriormente. Su dedicación, compromiso y responsabilidad han sido invaluables para la conservación de los humedales costeros y las aves playeras. ¡Esperamos seguir contando con su participación en el futuro!