Por el socio ROC, Dr. Heraldo Norambuena, Biólogo en Gestión de Recursos Naturales, Doctor en Sistemática y Biodiversidad – Centro Bahía Lomas, Universidad Santo Tomás
La idea de que Chile produzca el 13% del hidrógeno verde del mundo en la Región de Magallanes, ha colocado el tema en la agenda de prioridades de empresas y gobierno, por considerar esta tecnología altamente exportable. Pero a pesar del entusiasmo, ya han aparecido algunas voces levantando la alerta sobre los altos costos socioambientales negativos que podría significar llenar el paisaje patagónico de aerogeneradores para la generación de e-combustibles. Y es que, a pesar de las enormes potencialidades del hidrógeno verde para aportar a la descarbonización del planeta, las escalas que se requieren para llegar a ese 13% de la producción mundial (o 126 GW de capacidad instalada lo que se traduce en unos 14.000 aerogeneradores de 3,4 MW), no son viables territorialmente, siendo imposible instalar un aproximado de 13.000km2 de aerogeneradores para lograr esa producción. Desafortunadamente, aunque la energía eólica (aerogeneradores) es una de las opciones más “limpias” para la producción de energía, su impacto en la vida silvestre es muy variable. Otra vez, la escala podría convertir un proyecto “verde” en una zona de sacrificio.
La pregunta obvia es ¿Cuál es el impacto de los aerogeneradores sobre la biodiversidad? Por fortuna existe bastante información científica disponible como para hacernos un buen panorama al respecto. Lo primero a destacar es que los impactos se pueden separar entre sitio-específicos y especies-estación del año. Los sitio-específicos tienen relación con el lugar de emplazamiento de los aerogeneradores, por ejemplo, un aerogenerador de 3,4MW que tiene una altura de torre de 80-90 mts y aspas de 60-70 mts de largo, requiere de un área despejada en su base de 700-800 m2, además, cada aerogenerador requiere de un camino vehicular de acceso de 10 m de ancho. Considerando esto, el área de emplazamiento es clave, y su impacto puede variar dependiendo que el sitio de emplazamiento sea un área de alimentación (e.g. praderas para aves y pequeños mamíferos) o de reproducción (e.g. pequeños mamíferos, aves acuáticas). En este sentido, los impactos van desde la fragmentación y destrucción de hábitat, hasta la contaminación lumínica y acústica (Powlesland 2009, Petracci & Carrizo 2019). Los impactos especies-estación del año, tienen relación con las especies migratorias. La instalación de un parque eólico en una ruta de migración puede tener impactos altos sobre aves y murciélagos, por ejemplo, en Estados Unidos se estima una tasa de colisión anual 140.438 a 327.586 aves y de 600.000 a 888.000 murciélagos (Loss et al. 2014, Petracci & Carrizo 2019). En murciélagos, además del impacto por colisiones, se ha reportado muerte de ejemplares producto del barotrauma, que es la rápida descompresión a nivel pulmonar y cardiovascular, debido a los cambios de presión que ocurren próximos a los aerogeneradores (González et al. 2014). La obstrucción al movimiento de distintas especies es producida por el efecto barrera de instalar aerogeneradores en grandes extensiones de territorio (Madders & Whitfield 2006, Powlesland 2009). En resumen, considerando que estos impactos son acumulativos, ecosistemas frágiles como la estepa patagónica podría sufrir una pérdida severa de sus servicios ecosistémicos.
¿Qué ocurre en otros países? en Australia y Nueva Zelanda, dos potencias en proyectos eólicos tienen problemas con la generación de información adecuada para la toma de decisiones, los estudios de impacto ambiental a menudo abarcan períodos de tiempo inadecuados, los detalles rara vez se hacen públicos y no se han informado resultados sólidos de los estudios de impacto posteriores a la instalación de aerogeneradores (Powlesland 2009). En otros países como Estados Unidos, que poseen guías para el desarrollo de proyectos eólicos, el monitoreo de sus impactos sigue siendo débil y desordenado (Nijhuis 2006). Dado que, en Chile, son las empresas que manejan los proyectos en sus distintas fases de instalación y funcionamiento, las que contratan a consultoras para realizar las líneas de base y monitoreos ambientales, ¿Qué asegura que la información que se genere sea la adecuada? ¿hasta que punto será accesible esa información? ¿se tomarán decisiones de manejo sobre aerogeneradores que estén afectando la fauna silvestre? La experiencia en otros proyectos es bastante preocupante, solo cuando se generan eventos de contaminación masiva (e.g. Quintero y Puchuncaví), se afecta un humedal (e.g. Río Cruces) o se destruye un glaciar (e.g. Pascua Lama) se toman decisiones para frenar faenas, y muchas de ellas requieren de años de gestiones en tribunales de justicia para hacerlas efectivas, ¿Qué asegura que en Magallanes la experiencia será distinta que en otras zonas de sacrificio?
Cada parque eólico tiende a ser diferente como resultado de la topografía, el clima, los hábitats, el uso de la tierra, las especies de aves y las características del aerogenerador. Por lo tanto, los esfuerzos internacionales han apuntado a que los nuevos proyectos eólicos eviten ser instalados en sitios que podrían generar un riesgo significativo para las aves, en particular aquellas migratorias y amenazadas. Países como Irlanda o Nueva Zelanda han desarrollado mapas de sensibilidad para la toma de decisiones respecto a los sitios que generen un menor impacto a la biodiversidad, estos mapas requieren información como Estado de Conservación, preferencias de hábitat, fidelidad a sitios, tipo de vuelo, altura de vuelo, conducta, entre otros (Bright et al. 2008, Roscioni et al. 2014). Para el caso de Chile, esta información es critica para la toma de decisiones, y para implementar de forma efectiva una evaluación del impacto ambiental adecuada de estos proyectos en Magallanes. ¿Estamos preparados para esto? ¿Tiene el Servicio de Evaluación Ambiental la información de base necesaria y la capacidad técnica para evaluar la escala de H2v que se proyecta en Magallanes?
Para evitar que sea la biodiversidad la que termine pagando la cuenta del Hidrógeno verde y los aerogeneradores en Magallanes, el estándar mínimo para su desarrollo debe ser Plan Regional de Ordenamiento Territorial y Evaluación Ambiental Estratégica. Es esperable que el “primer Gobierno Ecologista de Chile” esté de acuerdo con este piso mínimo.
REFERENCIAS
Bright J., Langston R., Bullman R., Evans R., Gardner S. & Pearce-Higgins J. 2008. Map of bird sensitivities to wind farms in Scotland: a tool to aid planning and conservation. Biological Conservation 141:2342–2356.
González G., Ossa G., Sánchez L. & Silva R. 2014. Medidas de mitigación de impactos en aves silvestres y murciélagos. Informe Técnico SAG. 85 pp.
Loss S.R., Will T., Loss S.S. & Marra PP. 2014. Bird–building collisions in the United States: Estimates of annual mortality and species vulnerability. The Condor 116(1):8-23.
Madders M. & Whitfield DP. 2006. Upland raptors and the assessment of wind farm impacts. Ibis 148: 43–56.
Nijhuis M. 2006. Selling the wind. Audubon Magazine, Sept–Oct 2006. www.audubonmagazine.org/ features0609/energy.html
Petracci P. & Carrizo M. 2019. Parques eólicos ¿nueva amenaza para la fauna voladora? Aves Argentinas 56: 28-33.
Powlesland R.G. 2009. Impacts of wind farms on birds: a review. Science for Conservation, New Zealand Department of Conservation. 52 pp.
Roscioni F., Russo D., Di Febbraro M., Frate L., Carranza ML. & Loy A. 2013. Regional-scale modelling of the cumulative impact of wind farms on bats. Biodiversity and Conservation 22:1821– 1835.