El pasado 19 de octubre comenzó a regir la nueva norma lumínica elaborada por el Ministerio del Medio Ambiente, cuyo objetivo es regular la luminosidad artificial de alumbrados exteriores con el fin de avanzar hacia una iluminación más sostenible, reduciendo el impacto en la astronomía, biodiversidad y en la salud de las personas.
Pero, ¿qué es la contaminación lumínica?
La contaminación lumínica se produce por la introducción, directa o indirecta de luz artificial en el medio ambiente asociada a la actividad humana. En Chile, es definida como un contaminante, pues su presencia en el ambiente (en ciertos niveles, concentraciones o períodos de tiempo) puede constituir un riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida, a la preservación de la naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental.
Asimismo, la contaminación lumínica está asociada al desperdicio o mala utilización de la luz artificial, ya sea porque no se ilumina el objetivo y por ello la luz se escapa o dispersa al horizonte o al cielo directamente; porque se ocupa en momentos innecesarios o en la cantidad innecesaria; o porque se emite en un espectro no útil para la visión humana pero que afecta a anfibios, insectos, aves y actividades como la observación astronómica.
¿Cómo afecta la luz artificial a las aves marinas?
Las aves marinas y particularmente aquellas que se reproducen al interior de cavidades, desde el extremo norte de Chile hasta el sur, tanto en islas como en colonias tierra adentro, han sido reconocidas a nivel global como uno de los grupos más afectados por la contaminación lumínica.
Esto debido a que las luces artificiales además de alterar sus ciclos biológicos, provocan eventos de mortalidad por atracción y desorientación, cuando las aves se desplazan hacia o incluso en sus propios sitios de reproducción y caen o colisionan con estructuras humanas, tras ser atraídas por luminarias individuales o un conjunto de ellas, convirtiéndose de esta manera en la principal amenaza para su conservación.
Como las luminarias suelen permanecer encendidas hasta el amanecer, las aves caídas durante la noche no tienen posibilidad de escapar y muchas mueren a causa de depredadores, atropellos o deshidratación. Varias de las especies afectadas se encuentran amenazadas, como la golondrina de mar negra (Hydrobates markhami), la fardela blanca (Ardenna creatopus) o el yunco de Humboldt (Pelecanoides garnotii), las que realizan su actividad reproductiva durante la noche y poseen una sensibilidad mayor a las emisiones de longitud de onda más ampliamente utilizadas por los humanos para iluminación (menor a 500 nm).
Un ejemplo claro del impacto de la luz artificial en las aves marinas fue que durante la temporada reproductiva entre 2022 y 2023 de la golondrina de mar negra, se rescataron aproximadamente 3.000 volantones caídos en la ciudad de Arica, una cifra realmente alarmante. Una situación similar ocurre en centros urbanos de la región de Tarapacá, como Iquique y Alto Hospicio, así como en industrias que se encuentran cercanas a sus sitios de reproducción.
Si bien en Chile ya existía una norma de emisión para la regulación de la contaminación lumínica, solo estaba dirigida a las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo por su relación directa con la astronomía. En 2019 se inició la actualización de ésta con el fin de incluir nuevos objetivos de protección como la biodiversidad y salud de las personas, con aplicabilidad en todo el territorio nacional.
Desde la ROC, junto a otras organizaciones como Oikonos, tuvimos un rol relevante en el proceso de actualización de la norma, en el cual buscamos promover el inicio del proceso, proporcionar antecedentes técnicos y sugerir consideraciones específicas para que la nueva norma fuera un instrumento efectivo para la conservación de aves marinas.
En el mismo contexto, en 2022 junto a la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC) y Oikonos, bajo el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), elaboramos la Guía para una Iluminación Amigable con Aves Marinas en Chile, como un aporte técnico para disminuir el impacto de la contaminación lumínica.
Gracias a las propuestas presentadas, las zonas de reproducción y tránsito de aves marinas amenazadas y que cuentan con un plan RECOGE fueron incluidas como Áreas de Protección Especial, así como también otras especificaciones que mencionaremos a continuación.
¿Qué implicancias tiene esta nueva normativa en la conservación de las aves marinas?
Esta normativa busca establecer límites de luminosidad, horarios máximos de funcionamiento de pantallas publicitarias o focos de recintos deportivos, además de promover la transición hacia el uso de luz cálida, mucho menos contaminante.
Dentro de las principales modificaciones a la norma anterior se encuentran la restricción de la emisión de luz azul (principal responsable de la desorientación y caída de aves marina), en específico en Áreas de Protección Especial, las cuales están definidas como: Áreas Astronómicas, Áreas de Protección de Biodiversidad o Áreas Protegidas (como Parques Nacionales, Reservas, Sitios Ramsar, entre otros) y en Zonas de Reproducción y comunas con mayor impacto señaladas expresamente en un Plan de Recuperación, Conservación y Gestión de Especies (Plan RECOGE) de especies amenazadas por la contaminación lumínica.
Esto, con el fin de minimizar los impactos asociados a la biodiversidad, producidos por luces instaladas de manera incorrecta o con ciertas características que puedan afectar el ciclo de vida de diversas especies, como las golondrinas de mar.
De acuerdo a las nuevas modificaciones, el Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández y la Reserva Nacional Isla Mocha están incluidos, puesto que existen sitios de nidificación de fardela blanca y además la especie cuenta con un Plan RECOGE. De la misma manera, las Áreas Marinas Costeras Protegidas de Múltiples Usos Isla Grande de Atacama, están incluidas pues cuenta con un Plan RECOGE de las Golondrinas de mar del norte de Chile y hay presencia de sitios de nidificación que son afectados por la contaminación lumínica. En ambos casos el Área de Protección Especies se extenderá hasta 5 kilómetros desde el límite para su protección.
En relación a los plazos establecidos, las fuentes emisoras existentes en las Áreas de Protección para la Biodiversidad y Zonas de Reproducción Planes RECOGE y las comunas de mayor impacto, contarán con un plazo de 2 años para dar cumplimiento a los límites de emisión desde la entrada en vigencia, mientras que las fuentes emisoras nuevas deberán dar cumplimiento a partir de este mes.
Sin duda la nueva norma lumínica en el país es un avance significativo para la conservación de la biodiversidad y en especial de las aves. Desde la ROC celebramos esta noticia y esperamos que efectivamente los límites de emisión sean cumplidos y regulados para el bienestar de las personas y los diversos ecosistemas.