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Exitosa expedición en la región de Aysén permitirá conocer los movimientos de la becacina grande en Chile

La becacina grande (Gallinago stricklandii) es una de las aves más enigmáticas y poco estudiadas del continente. Se distribuye en zonas de difícil acceso como turberas, bosques siempreverdes y pastizales inundables en fiordos e islas del sur de Chile y extremo sur de Argentina y se caracteriza por ser un ave de 36 cm de longitud, con un pico largo, estructura rechoncha y plumaje bastante críptico. Además, posee hábitos terrestres gran parte del tiempo y al igual que la Becacina común (Gallinago magellanica), realiza despliegues aéreos en época reproductiva.

Estas características y su difícil detección, ha conllevado a que varios aspectos básicos de su ecología e historia natural sean aún desconocidos o poco estudiados, tales como su real distribución y posibles movimientos durante el año.

Históricamente se ha descrito que su presencia durante primavera-verano la sitúa entre las regiones de Aysén y Magallanes, pudiendo observarse ejemplares en invierno hasta en la región de los Lagos. Sin embargo, hallazgos recientes han señalado que la especie puede residir todo el año en algunas islas, mientras que otros ejemplares se han detectado únicamente en invierno en su rango norte. 

Ambiente del tipo pastizal inundable y turba – ©ROC

Con el objetivo de recabar información sobre las movimientos de esta especie, la ROC, con el apoyo de Manomet y el instituto Max Planck, colaboró con el Parque La Tapera -ubicado aproximadamente 60 km al sur-oeste de Caleta Tortel, en la región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo-, para elaborar una expedición en el parque con el ambicioso y desafiante objetivo de instalar 2 aparatos de geolocalización (GPS) en ejemplares de becacina grande, pues se han registrado ejemplares de la especie durante primavera-verano en el lugar.

Grupo en refugio en Parque La Tapera – ©ROC

Durante cuatro días y tres noches, el equipo conformado por Victor Raimilla, Mauricio Melgarejo, Pablo Gutiérrez, Fernando Medrano, Benjamín Gallardo, Eduardo Quintanilla, Bernardita Muñoz y Nelson Contardo, recorrió decenas de kilómetros en ambientes de turberas (Sphagnum spp.), pastizales inundables, bosques húmedos siempreverdes y bordes de lagunas con el objetivo de avistar ejemplares de becacina grande. Las largas caminatas, el frío y la constante lluvia fueron factores permanentes de la expedición, sin embargo, no desalentaron al equipo en la búsqueda, ya que los paisajes prístinos y su increíble biodiversidad, como el gran número de ejemplares de Huemul (Hippocamelus bisulcus), fueron parte de la búsqueda en todo momento.

Huemul – ©ROC

El esfuerzo realizado brindó frutos y luego del tercer día, se logró en su totalidad el objetivo de instalar los 2 equipos de GPS en ejemplares de becacina grande. Adicionalmente se realizaron descripciones de los ambientes asociados a los puntos de presencia de la especie y hallazgos asociados al ciclo reproductivo. La información entregada por los aparatos será clave para recabar información sobre si los ejemplares en el Parque realizan movimientos migratorios en alguna época del año pudiendo conocer potenciales rutas. (*Las capturas y manejos de aves silvestres fueron realizadas mediante los permisos correspondientes del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). 

Becacina grande – ©ROC
Ambiente utilizado por la becacina grande – ©ROC

Agradecemos a los investigadores, investigadoras, trabajadores y trabajadoras del Parque La Tapera por las excelentes gestiones y colaboración para la realizar esta expedición que sin duda será un gran avance en el conocimiento de una de las aves más enigmáticas y poco estudiadas del continente.